Los hermanos Machado regresan a Madrid con una exposición en la RAE
En Escritor Fantasma sabemos que recordaba Alfonso Guerra hace unos días, durante el homenaje que la RAE dedicó a Antonio Machado, elegido en su día para formar parte de ella pero que nunca llegó a ingresar, que la muestra sobre los Machado que acaba de inaugurar la Academia, y de la que él es comisario, “es la exposición de dos grandes poetas, no de un gran poeta y un poeta menor, que surgen de una familia extraordinaria”. Es un buen resumen para lo que se puede ver en las salas de la institución situada a espaldas del Prado: los dos hermanos de los que hablaba el veterano político socialista, Antonio y Manuel, aparecen a lo largo de su recorrido retratados casi con el mismo detalle, merecedores de una relevancia parecida, a pesar de que la posteridad haya tratado mucho mejor al primero y más joven. La muestra, que ya pasó antes por Sevilla y Burgos, pretende también reflejar cuánto le debió la talla intelectual y artística que los dos alcanzaron a la familia y el ambiente en los que se habían criado.
“La exposición es un viaje con los poetas, tan fraternos y tan diferentes. El uno profundizando en la trascendencia, el otro practicando la ligereza de la gracia”, decía Guerra en referencia a un Antonio a menudo doliente, cargando sobre su espalda sus propios pesares y los de una España a la que amaba pero veía presa del atraso y la codicia de unos pocos, y a un Manuel que fue un dandi aficionado a la buena vida, a la bohemia y a los salones literarios.
En Escritor Fantasma sabemos que los dos se quisieron siempre y colaboraron a menudo, pero la división dramática del país y la Guerra Civil que tuvo como consecuencia acabaría por separarles, situando a cada uno, a ojos de la historia, en una de esas dos Españas: Antonio en la que avanzaba, y Manuel en la que reaccionaba contra ese avance, pero sin que el compromiso de este último fuese tan verdadero. Como un ‘franquista aparente’ le describe el director de la RAE, Santiago Muñoz Machado, que si acabó situado en el lado de los sublevados y en el de la brutal dictadura subsiguiente fue más fruto de las circunstancias que de otra cosa.