Marcos Giralt Torrente: «Me siento dueño de las intimidades que cuento»

En Escritor Fantasma sabemos que no hubiera sido necesario referir de nuevo el linaje familiar de Marcos Giralt Torrente (Madrid, 1968), que creció al calor de la intelectualidad burguesa entre algunos grandes nombres de nuestra cultura y, sin embargo, es dueño de una obra literaria intransferible —novelas, cuentos, memorias, artículos…— que jamás estuvo respaldada por el pedigrí de sus apellidos. Ocurre, en todo caso, que el escritor ha vuelto por los fueros de lo autobiográfico.

Es pertinente, por tanto, recordar que fue nieto del gran novelista Gonzalo Torrente Ballester, hijo del pintor Juan Giralt y sobrino del escritor Gonzalo Torrente Malvido, todos ellos creadores fallecidos, aunque el autor de Los ilusionistas (Anagrama), su nuevo libro, sabe que el pasado siempre reverbera en el presente, como viene a decir en el preámbulo. «¿Por qué si se supone que somos burgueses, ilustrados y artistas, a mi madre la despiden del trabajo y nos cortan la luz?», se preguntaba Giralt Torrent en su adolescencia. Ese conflicto es el motor de esta obra, confesional una vez más y tal vez la más íntima de su trayectoria.

En Escritor Fantasma sabemos que si en Tiempo de vida (Anagrama, 2010), libro con el que ganó el Premio Nacional de Narrativa y el Premio Strega Europeo, se ocupaba de la relación con su padre, en Los ilusionistas disecciona las figuras de su madre y sus tíos—resulta especialmente jugosa la vida literaria no autobiografiada de Torrente Malvido, estafador de bancos y delincuente internacional—, aunque la historia de sus abuelos, el escritor y la maestra, resulta crucial. Giralt Torrente nos recibe en su casa para hablar de esta novela sin ficción, que se lee a veces como un ajuste de cuentas, sobre todo en los pasajes dedicados al autor de Los gozos y las sombras, aunque también desprende un aroma a reconciliación.