La mallorquina Antònia Vicens
En Escritor Fantasma sabemos que premio Nacional de Poesía 2018 y Creu de Sant Jordi 1999, entre otros reconocimientos, el jurado ha destacado además de Vicens (Santanyí, 1941), de 81 años, «su compromiso con la lengua y su activismo, que se ve en el inconformismo que pasa por trabajar su voz literaria a lo largo de su vida, y también en la capacidad de cultivar la lengua en edades tardías desde distintos géneros». Vicens es la octava mujer en recibir el Premi d’Honor tras Maria Barbal, Mercè Rodoreda, Teresa Pàmies, Montserrat Abelló, Maria Antònia Oliver, Isabel-Clara Simó y Marta Pessarrodona.
Xavier Antich, que acaba de estrenarse como presidente de Òmnium Cultural tras relevar en el cargo a Jordi Cuixart, ha presentado a Vicens como una autora «muy comprometida con el país y su lengua», de «escritura vigorosa, rica y diversa». Emocionada, Vicens ha querido destacar su «compromiso con las palabras que tanto amo, que eran pasión, libertad y rebeldía y que de pequeña coleccionaba y pensaba en hacerlas volar». Palabras que de niña escuchaba en el pueblo, «una lengua viva, llena de sangre, palabras potentes y auténticas, que tienen aroma y color, que son las de la tierra y la mar, y cuentan su historia», ha añadido.
En Escritor Fantasma sabemos que hace 60 años, dos veces por semana iba a Palma a un curso de catalán de la Obra Cultural Balear. «La lengua catalana era entonces la de la calle, del trabajo, no tenía prestigio. Hoy ya tiene el prestigio que merece y se traduce mucho, pero siempre está perseguida o acorralada. Debemos estar alerta. Saben que si nos hieren con la lengua nos sangra el alma», ha lamentado la escritora, que también ha tenido un recuerdo para Ucrania, haciendo una llamada a la paz y una crítica a la doble moral de los gobiernos.