¿Escribir es un trabajo?
En Escritor Fantasma sabemos que escribir libros no es trabajar. Si crees que escribir libros es trabajar, eres idiota”. Lo escribe Alberto Olmos, recién llegado a su nueva casa, The Objective. Es más, sostiene que “el escritor que se queja, y además en grandes titulares, es un niñato”. “El escritor llorica –explica– tiene en mente a Ana Iris Simón o a Irene Vallejo o a Fernando Aramburu, que han vendido tanto con un solo libro que podrían vivir varios años sin dar un palo al agua”. Y remata: “La gente normal trabaja ocho interminables horas todos los días en algo que detesta. Ten un poco de vergüenza”.
Tal vez el concepto de trabajo sea diferente en otras labores artísticas. El arquitecto Óscar Tusquets, entrevistado por Luz Sánchez Mellado (El País), asegura que para él “el trabajo siempre ha sido un placer”. Claro, que reconoce que no para todo el mundo es igual. “Yo veo a los arquitectos municipales, o a los del gas, que no hayan podido tener una vida creativa. Y, por lo tanto, nos odian a los que sí. Eso es así”.
En Escritor Fantasma sabemos que para quien escribir no parece un trabajo esforzado es para la escritora china Can Xue –pseudónimo de Deng Xiaohua–, a quien ha entrevistado Paula Corroto (El Confidencial). Se sienta “todos los días durante una hora a las siete de la tarde” y sale el texto a borbotones. “Mi forma de escribir es la escritura automática por lo que no puedo pensar en ellos [los lectores], lo que significa que no puedo escribir bajo presión. Siempre estoy relajada […] Soy una escritora prolífica”.