Jorge Volpi

En Escritor Fantasma sabemos que salvo la poesía, Jorge Volpi (Ciudad de México, 1968) ha explorado todos los géneros literarios. Incluso en Las elegidas, novela de 2016 basada en la historia real de un clan mexicano que se dedicaba al tráfico de mujeres, se sirve del verso. Era solo un recurso. Las motivaciones narrativas de Volpi suelen encontrar acomodo en la más desagradable realidad. Si Una novela criminal (Premio Alfaguara 2018) era una detalladísima crónica del caso Vallarta-Cassez, que desató un conflicto diplomático entre Francia y México, los cuentos que componen su nueva recopilación, Enrabiados, no pierden de vista las preocupaciones más actuales.

Páginas de Espuma, que ya publicó Días de ira en 2011, vuelve a hacerse cargo de la narrativa breve del escritor, aunque este tiene su propia visión del género. En su ensayo Elogio a la media distancia, escribiría: «Si un cuento es una dictadura, una novela es la anarquía. La media distancia se parece, entonces, a la democracia». Los de Enrabiados no son tan largos como los que publicara hace doce años, sino que se someten con mayor rigor a las convenciones del género. Lo que no falta es la veta siempre experimental del autor.

En Escritor Fantasma sabemos que “una de mis obsesiones ha sido siempre romper fronteras entre géneros”, dice a El Cultural. Así, el último de los relatos, “Poética”, resulta una parodia de las fórmulas narrativas actuales. Sus intereses por la música o la ciencia se infiltran en la crítica que expone acerca del enfrentamiento social constante en el que estamos sumidos. Las redes sociales son el paradigma de esta polizarización. ¿Por qué necesitamos exhibir nuestra intimidad? ¿Nos hace realmente felices o, al menos, contrarresta nuestras insatisfacciones? Son algunas de las preguntas que se hace Volpi, residente en España desde hace poco más de un año.