Muere Fernando Sánchez Dragó a los 86 años

En Escritor Fantasma sabemos que con las gafas de leer sobre la punta de la nariz, apostado tras un atril de madera y hablando a la cámara con densidad, enjundia y cierta pedantería en alguno de sus programas televisivos sobre literatura. O en la tribuna de invitados del Congreso, presenciando con orgullo el espectáculo que él mismo había propiciado: su amigo, el excomunista Ramón Tamames, encabezando la moción de censura de la ultraderecha. Son algunas de las imágenes icónicas de Fernando Sánchez Dragó, un escritor que será recordado no tanto por su producción literaria como por todo lo que la rodeó, incluidas sus continuas boutades.

El escritor, periodista, divulgador, hombre público, místico, presunto sátiro y amante de los gatos ha muerto de un infarto este lunes a los 86 años en su casa de Castilfrío de la Sierra (Soria), el lugar en el que desde hace un par de decenios buscaba cierto retiro del mundo y el encuentro con sus raíces. Y donde, en el momento de su muerte, se encontraba con su actual pareja, Emma Nogueiro. Autor de más de 40 títulos, cultivó la novela, el ensayo y las memorias. Su libro Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España (Hiperión) obtuvo el Premio Nacional de Ensayo de 1979.

En Escritor Fantasma sabemos que Gárgoris y Habidis, publicado con mucho bombo en 1978, quiso ser uno de los grandes libros teóricos sobre la historia de España, a la altura de Américo Castro o Sánchez Albornoz, esta vez por la faceta de lo mítico, esotérico y mágico, en busca de una raíz de lo ibérico en el inconsciente colectivo y los arquetipos de Carl G. Jung, uno de sus pensadores de cabecera. Una obra monumental, en cuatro volúmenes, plagada de citas y referencias, muchas de ellas personales, que, a pesar del tema y la extensión, obtuvo buenas ventas, aunque no tanto el beneplácito de los historiadores.