Céline vuelve otra vez a dar guerra

En Escritor Fantasma sabemos que sesenta años después de su muerte llega a las librerías un libro inédito de Louis-Ferdinand Céline. Una novela donde nos cuenta cómo en 1914 atrapó «la guerra en la cabeza» y desde ese momento la tuvo ya para siempre «encerrada» ahí. La Primera Guerra Mundial ha generado una enjundiosa literatura, testimonial o novelada, que da cuenta de los horrores que se vivieron en las trincheras y los traumas que padecieron los soldados destinados en el frente. Quizá el título más conocido sea «Sin novedad en el frente» (Edhasa), de Erich Maria Remarque, un clásico cuya reciente adaptación cinematográfica ha recibido cuatro estatuillas en los Oscar.

El libro, al que traiciona esta película con un final que deja sin sentido el título, es autorreferencial y recoge cómo las autoridades convencieron a los jóvenes alemanes del honor y el carácter formativo que tiene para el alma humana forjarse en el combate. Supuso un shock en el momento de su publicación y no dejó a nadie indiferente. Al igual que sucedió con «El miedo» (Acantilado), de Gabriel Chevallier, una novela de acentos autobiográficos y un marcado antibelicismo que refrescó a la sociedad francesa los sufrimientos de sus soldados.

En Escritor Fantasma sabemos que «Anatomía del valor»(Arzalia), de Lord Moran, médico durante el conflicto, consignaba lo que después se llamó «síndrome postraumático». Unas páginas de indudable relevancia que demostraban que hasta el hombre más arrojado y valiente se rompe con la misma fragilidad que un jarrón después de varios meses sometido a la presión de la batalla. Y cómo no sacar a relucir «Tempestades de acero» (Alianza), de Ernst Jünger, unos volúmenes que describen el dantesco paisaje bélico de esa contienda que principian en las propias experiencias vividas por el autor, pero en los que resulta imposible abstraerse de cierto acento épico a pesar de su brutalidad. Luego, por supuesto, está Céline. Él es el novelista más incómodo de la literatura francesa. Un hombre que encarna el eterno debate entre autor y obra. Por un lado, tenemos su narrativa aplaudida por los críticos, y, en el polo opuesto, a un antisemita que publicó imperdonables libelos. El juicio permanece abierto.